Expectación en el Prado por contemplar la obra de Juan Correa
Había -y hay- una notable expectación por conocer y contemplar, en el Museo Nacional del Prado, el cuadro “San Fermín y San Francisco Javier, co-patronos de Navarra“, en la primera e histórica salida de su ubicación en la sede de la Real Congregación de San Fermín de los Navarros.
Es uno de los “platos fuertes” de la exposición temporal “Tornaviaje. Arte Iberoamericano en España“, que abre sus puertas hasta el 13 de febrero de 2022. Se trata de una obra barroca, óleo sobre lienzo, propiedad de la RC, realizada en 1684 –curiosamente, el mismo año en que se fundó la Real Congregación– por el pintor mexicano Juan Correa.
Los actos inaugurales arrancan con un almuerzo que la dirección del Museo ofrece, en el claustro del Museo, a los colaboradores de la muestra, en el que se respetarán todas las medidas sanitarias marcadas por las autoridades competentes. Este encuentro va precedido por una rueda de prensa, que se emitirá en directo desde el auditorio de la pinacoteca, a través de la página web: www.museodelprado.es, al igual que la visita a la exposición que el comisario realizará a través de las redes sociales del Museo (@museodelprado), a las 17 h.
Entre los eventos previstos figura de manera destacada la visita inaugural presidida por S.M. el Rey, en la que, tras el recorrido por la exposición, está previsto que mantenga un encuentro con cuantos han colaborado con la muestra prestando o autorizando la exhibición de las obras que forman parte de esta excepcional exposición.
La inauguración al público ha sido fijada para el martes día 5 de octubre de 2021 y se podrá contemplar hasta el 13 de febrero de 2022. Durante los más de cuatro meses que permanecerá abierta al público, esta muestra pictórica colgará en las salas A y B del Edificio Jerónimos.
Para llevar a cabo el traslado del cuadro de la Real Congregación de San Fermín de los Navarros hasta el Museo del Prado se desplazaron hasta nuestra sede varios técnicos, especializados en el traslado de obras de arte, enviados por la dirección de la pinacoteca. En el transcurso de la mañana 22 de septiembre procedieron -incluso con la colaboración y apoyo personales de nuestro Viceprefecto- a descolgar el cuadro de su emplazamiento y proceder a las operaciones de envoltorio y protección para, una vez embalado, ubicarlo en un cajón protector de madera donde quedó perfectamente ajustado.
Una vez trasladado e instalado en el interior de un camión especialmente acondicionado para el traslado, se llevó a cabo su transporte hasta el Museo del Prado, donde debía permanecer –“descansar”, en el argot, todavía con su embalaje– durante veinticuatro horas para favorecer su aclimatación y garantizar un perfecto estado de conservación. El viernes día 24 de septiembre, a las doce del mediodía, se procedió a desembalar el cuadro y a ubicarlo en el espacio previamente reservado sobre el muro de una de las salas del museo, tras los trámites de reconocimiento y análisis de su estado a cargo de una especialista en este tipo de trabajos pictóricos. Un fotógrafo -recogió paso a paso, por encargo de nuestra Real Congregación- todo el proceso de este viaje excepcional. Y este es el testimonio gráfico que ilustra la información, obra de Antonio Viedma, de la agencia AutocolorNew, de Madrid.